viernes, 25 de diciembre de 2009

PROYECCIONES. DE JJBOCARANDA E

PROYECCIONES
EL ABRAZO DE DIOS
Juan José Bocaranda E
Todas las religiones son válidas con tal conduzcan a Dios. Así lo hemos creído siempre. Para nosotros valen tanto la religión católica como la evangélica; la católica y la evangélica como la indú o la budista; la católica, la evangélica, la indú, o la budista, como la judía o la musulmana, y así sucesivamente. Porque lo que interesa en toda religión es la fe dirigida a un Dios infinito, lleno de bondad, y en función del cual vivimos y existimos. Lo demás, los ritos, las oraciones, los templos, son algo completamente secundario: se trata de instrumentos mediante los cuales exteriorizamos la fe, simplemente. Lo fundamental es que el individuo tome consciencia, supere sus defectos y venza sus vicios, para que mejoren también y en consecuencia la sociedad y la Humanidad. Y si la idea del Bien contribuye a ello, bienvenida sea toda creencia en Dios, toda religión, con tal se trate de una fe sincera, que considere a todos los seres humanos dignos de respeto, y con tal despierte la generosidad y la solidaridad prácticas, e incite a una fraternidad real, tangible, con hechos y de proyección universal.
El fanatismo religioso, el creer que la respectiva religión es la única verdadera y digna, y dedicarse a perseguir, humillar, maltratar y matar a quienes no la profesen, constituye un contrasentido, un absurdo, porque se trata de una actitud de discriminación, cuando lo que se requiere es la unión, la universalidad. Quienes actúan de esta manera, niegan implícitamente a Dios, justamente porque el Dios verdadero es amor, un Padre universal, que desea la unión de todos sus hijos, por lo que no puede estar de acuerdo con la discriminación, el fanatismo y las persecuciones.
Todas las religiones conducen a Dios si se fundan en la idea del Bien, entendido como valor universal pleno. Y ello es lo más importante, sin que pueda ser motivo de exclusión no portar la misma bandera, el mismo estandarte, o no rezar las mismas plegarias, ni sujetarse al mismo ceremonial, o no hablar el mismo idioma, pues lo que realmente interesa es, precisamente, la interioridad, la sinceridad, la búsqueda real de la verdad, el lenguaje íntimo de los seres humanos, que Dios es capaz de descifrar.
Si las cosas son así –deben ser así- ¿qué nos da derecho a descalificar a las religiones que no sean las nuestras? ¿En qué nos apoyamos para ser excluyentes y fanáticos? Quienes profesan determinada religión tienen consigo argumentos tan válidos como los nuestros, que justifican su qué y su por qué. Y es no sólo injusto sino también absurdo, erigirnos en jueces y condenarlos como sucedía en tiempos afortunadamente superados.
Todas las religiones son necesarias porque constituyen otras tantas “mansiones” de la casa de Dios: son diferentes recintos adecuados a la idiosincrasia de los diferentes pueblos, a los que llegó, en diferentes tiempos y lugares y a través de diferentes voceros, la esencia de un mismo mensaje: el mensaje de Dios, quien por ello las toma entre sus brazos por igual, como expresiones variadas de sí mismo, dedicadas a la prédica del Bien como parámetro fundamental.
Cada quien debe mantenerse en su religión, independientemente del comportamiento de quienes la conduzcan. Si has nacido en determinada religión, déjalo así, que por algo será…


sábado, 19 de diciembre de 2009

BANDERAS DEL SOL. DE JJBOCARANDA E

BANDERAS DEL SOL
FELICES PASCUAS Y MUY PRÓSPERO AÑO NUEVO, DESEAMOS A TODA LA HUMANIDAD, COMO UN MENSAJE DE UNIÓN, AMOR Y FE.
Dámaris de Bocaranda

domingo, 13 de diciembre de 2009

REFLEXIÓN. DE JJBOCARANDA E

REFLEXIÓN
EL VERDADERO SILENCIO
"El verdadero silencio está por encima de la palabra, por encima de la música, es un mundo de luz, un centro poderoso del que brotan todas las creaciones. Este silencio es la expresión misma de Dios. Aprenden a conectaros con él, a sumergiros en él, esforzándoos en detener vuestro pensamiento. En este silencio, una armonía extraordinaria se instala en vosotros y entonces, hasta puede que Dios os hable. Porque Dios sólo acepta hablar en el seno del silencio y de la armonía"
(O. Aivanhov, Pensamientos Cotidianos)