martes, 12 de agosto de 2014

TU LUZ NO SE MARCHITA

Mientras preparo mis pròximas palabras, quiero compartir con Ustedes este poema


TU LUZ NO SE MARCHITA

Los dioses de la tarde ciñeron
 los senderos
los dioses vegetales planearon 
el encuentro
como si al borde mismo donde se abre
 la aurora
los hilos del destino 
desde ya nos atasen.
La luz de ese milagro de esplendores
 azules
se intensifica y crece como madura 
el tiempo
la luz de ese milagro eterniza
 el minuto
de nuestro inicio inmarcesible
y tierno.
Bien recuerdo esa tarde 
cuando yo te buscaba
presintiendo tu esencia 
cual si ya te aguardase.
Aún recuerdo el momento en que impulsos
 extraños
me llevaron silentes hacia tus aguas
 puras.
Como aves distantes recorrimos
 los vientos
como aves al viento deshojamos
 follajes
procurando algún árbol para anclar 
nuestro nido
y buscando algún nido para anclar 
nuestro sueño.
Cómo podría olvidar 
–pues gratitud obliga-
las mañanas salobres de nuestros primeros
 días
ni la imagen de tu silueta 
amable
marcando la ventana donde 
me despedías.
Una ancha mañana 
de luz anaranjada
en el odre maduro de tu albumen 
nutricio
comenzó a florecer como fruto 
en verano
el germen sideral 
de nuestro primer hijo.
En el minuto exacto se anudó 
nuestro encuentro
en el preciso instante 
se cruzaron los vientos
extendimos los brazos
 y tranzamos el pacto
que los dioses de arcilla
 nos habían prefijado.

(Brindis de Luz por la mujer amada. JJBE)