viernes, 29 de noviembre de 2013

PENSAMIENTOS Y SALUD. Dámaris de Bocaranda



                                                                                                 (Por cortesía del señor Kagaya Yutaka)

PENSAMIENTOS Y SALUD
      Dámaris de Bocaranda

Una de las manifestaciones de la eficacia del pensamiento, es la que se relaciona con nuestra salud.
Por supuesto, debemos tener presente la calidad de nuestros pensamientos. Si nuestros pensamientos son negativos, obviamente los resultados también lo son, y, en este supuesto, nuestra salud desmejorará. Si nuestros pensamientos son positivos, nuestra salud florecerá.
Ahora bien, una de las causas de los pensamientos negativos tiene que ver con nuestra voluntad. Para enrumbar positivamente nuestros pensamientos, debemos abstenernos del odio, del rencor y de los malos deseos contra las demás personas. Se trata de una condición fundamental, que no debemos olvidar. Aquí podríamos invertir el conocido decir de que “sólo puede haber una mente sana si nuestro cuerpo está sano”, afirmando que “sólo puede haber un cuerpo sano si nuestra mente está sana”.
Canalicemos, pues, pensamientos sanos, positivos, para que su energía redunde en la salud de nuestro cuerpo, y para que, en reversa, eleve la salud de nuestro espíritu.
Depongamos los miedos, el rencor, la sed de venganza y saturemos nuestros pensamientos con la fuerza de lo positivo y lo elevado, para que mejoren nuestra salud y la salud de los demás.
Cuando de nuestro espíritu emanan pensamientos puros, se proyectan sobre nuestras células y sobre las células de quienes nos rodean.
Hasta la naturaleza y el medio ambiente se benefician de nuestra energía positiva, de nuestros pensamientos positivos.





miércoles, 20 de noviembre de 2013

EL ARCOIRIS DE DIOS. Dámaris de Bocaranda

EL ARCOIRIS DE DIOS

                Dámaris de Bocaranda





Dicen los sabios que en esta vida los humanos estamos sometidos a las alternancias de las cosas buenas con las cosas malas, y que por cada momento de felicidad nos llegan momentos de desasosiego y de dolor. Yo no estoy segura de que esto sea tan matemáticamente cierto. Lo que sí nos consta a todos es que a veces nos asaltan días tormentosos, momentos difíciles y trances amargos que debemos enfrentar y superar.
Ante esta realidad sírvanos de consuelo el dicho de que Dios nos da por cada tormenta un arcoíris de momentos felices al lado de nuestros seres queridos, de nuestros abuelos, de nuestros padres, de nuestros hijos, de nuestros nietos y de nuestros amigos. Momentos en los que no debemos olvidar a su autor: Dios, que nos los envía justamente para compensar la situaciones difíciles.

Cuando se presenten estos momentos, abramos las ventanas, miremos al cielo y por lo menos nuestra alma podrá ver con los ojos de la esperanza, un arcoíris de paz.