sábado, 28 de septiembre de 2013

LA SOBERBIA Y LA HUMILDAD. Dámaris de Bocaranda

LA SOBERBIA Y LA HUMILDAD

    Dámaris de Bocaranda




Un breve y sencillo mensaje que deseo compartir con todos ustedes, mis amigos:
Un vicio  que oscurece el alma de la Humanidad, es la soberbia, producto del egoísmo y  generador  de la vanidad, del orgullo, del fanatismo y de la arrogancia.
La persona soberbia se cree superior  y se reputa a sí misma como la más inteligente, sabia y capaz, y en la misma medida en que se enaltece, pretende disminuir al resto de los seres humanos, considerándose, además, infalible en sus opiniones.
Como es de suponer, con estas pretensiones y actitudes, el soberbio va sembrando por el camino de la vida, sumo malestar e incomodidad entre las demás personas, lo que significa, desde un principio, que el primer perjudicado por este vicio es el propio soberbio.
Con razón, el Eclesiastés dice que  la soberbia es el origen de todo pecado; que quien la tiene, rebosa de abominaciones y que la soberbia se encargará de causarle ruinas.
Debemos, pues, estar conscientes de que el verdadero camino de los seres humanos hacia la perfección espiritual, es el camino de la humildad y de la sencillez, siguiendo el ejemplo del ser más grande y en la misma medida, el más humilde de todos, y de lo cual nos dio ejemplo: el Maestro Jesús.
Existe el dicho de que “el soberbio se alaba”. Por lo tanto, el deber ser está en no alabarnos jamás, dejando que tal vez lo hagan otros. Como reza el Eclesiástico: que te alabe otro, no tu boca; que te alabe un extraño, no tus labios.