miércoles, 31 de diciembre de 2014

GRACIAS, TAMBIÈN, A TUS PADRES.




GRACIAS, TAMBIÉN, A TUS PADRES

Cuando te hallé a la puerta de la casa de tus padres te saludé lleno de alegría y pedí conocerlos,  y gustosa, mas con el silencio de tu modestia natural, me abriste la puerta. Y fui recibido como se recibe a los viejos amigos.
Les pedí tu mano  y se cubrieron de tristeza porque te marcharías conmigo a tierras extrañas.
Quisieron saber qué sería de tí. Yo les prometí que te consagraría mi vida  y te haría livianas las horas y los días. Que, tomados de la mano, inseparables, emprenderíamos el camino. Que sentaríamos nuestro hogar en un lugar apacible donde abundaran los colores y las flores y las aves y las fuentes, y seriamos felices. Que conocerían a nuestros hijos y los alzarían en los brazos y se verían reflejados en sus ojos como se reflejan las generaciones de los hombres, y se llenarían de alegría.

Ellos confiaron en mí y en mis palabras. Pero, antes de que los sueños fueran realidad, cuánto tuvimos que luchar, venciendo tantos obstáculos que me ayudaste a superar con tu amor, tu bondad y tu paciencia. Jamás escuché una palabra de protesta ni de reproche. Por lo contrario, te sumaste aun más y sumaste tu voluntad y tus esfuerzos, y vimos cómo el hogar se iba configurando, tomando cuerpo y llenándose de luz, hasta quedar firme y pleno. Luego fueron acudiendo a nuestro llamado los hijos, que inundaron de alegría nuestros corazones. Y todo esto, gracias a ti, con tu amor y tu nobleza. Y gracias a la memoria de tus padres, que también llegaron a ser míos, por su comprensión y su bondad.
(De Brindis de Luz por la Mujer Amada)

sábado, 27 de diciembre de 2014

CON EL MISMO CORAZÒN. BRINDIS DE LUZ.


CON EL MISMO CORAZÓN
¡Gracias a Dios¡. Hemos podido andar este camino, tomados de las manos hasta en el más mínimo instante. Con  un mismo corazón, que ha venido latiendo con la misma vida, marcándonos el paso victorioso.
Cuánto gozo poder dar una mirada atrás,  para contemplar el camino que nació una tarde de luces marabinas. Camino sembrado de pedruscos y salpicado de baches que hemos sabido vencer.
Todo marchó, todo armonizó: nuestros corazones latieron al mismo paso, al mismo ritmo. Hubo coincidencia en nuestros pensamientos, en nuestros deseos y aspiraciones. Y emprendimos el mismo camino, en la misma dirección y a la luz del mismo interés.

Cuánto agradezco a Dios porque una tarde, que caía sobre mí como manto de piedras, surgiste de pronto, no sé si venida del cielo como el ángel que eres, o si  emergida de la tierra como la flor esplendorosa que siempre habrás de ser. No lo sé. Pero llegaste a mí como apacible sorpresa.  Con esa tu  humilde y silenciosa presencia de mujer que  da todo de sí, sin pedir nada a cambio, aunque merezca todo lo mejor, con creces. ¡Y cuánto has dado de tí, mi canción permanente! Y, porque nuestro amor no muere y de continuo se alimenta y se sostiene, luce labrado en la memoria  como fuego indeleble.
Cuando el amor es verdadero, la alegría viene de por sí y todo lo satura, todo lo suaviza, todo lo vence y lo perfuma.
Cuando el amor no es tal, no florece la alegría porque no tiene fuente ni raíz: como no puede manifestarse el perfume cuando la flor no existe o se marchita.
Desde que, en medio del batir de las encinas por el viento y el  vuelo de aves insondables, la Pitia predijo nuestro encuentro, mi corazón comenzó a palpitar su adivinanza y se dio, entre ansiedad y dudas, a encontrar tu figura en el follaje. Durante horas pasó revista y quiso sentir tu luz entre las sombras. “Esta no es, no me parece. No creo que aquélla. Tampoco, la del vestido rosa. Ni la de azul. Ni aquella rubia, ni alguna de estas morenas...”.Ya había perdido la cuenta, la esperanza y la paciencia, y cuando me disponía a despedirme del lugar, mi corazón gritó como Triana en el birrete oscilante de los vientos, ¡ésa sí es!. Y esa eras tú. Y prueba de que lo eras, son 40 años de amor y nuestros hijos.
Sí. ¡ Fue la tarde del matrimonio civil de  tu amiga Jenni. Por fin te hallé, después de tanto andar, cuando ya no me alcanzaba la esperanza.
Te presentía, porque llevaba  en mi pecho tu fotografía espiritual y estaba compareciendo a tu llamado.
¡Luminosa melodía interior que siempre vibra y suena en  mí!. ¡Mi alegre campana de perenne alegría!.
Finalmente te encontré. Una sensación de alivio, de  paz y de alegría. Un preanuncio de la felicidad que habrías de derramar sobre mí  a cada instante.
A partir del encuentro, me fue creciendo el gozo. Me ha crecido cada día, cada instante, como crece la luz  cuando el sol inunda la tierra. Porque tú lo llenas de luz y lo alimentas, con el calor y el color de los días, de los meses, de los años. Con los hijos, el hogar, y el deseo y el querer  tenerte siempre  cerca. 

(De Brindis de Luz por la Mujer Amada)




lunes, 22 de diciembre de 2014

MIELES Y FLORES..


MIELES Y FLORES
No necesito cerrar los ojos para que vengan los recuerdos. Llegan espontáneos, como flores nuevas. Como mariposas que retornan al atardecer en busca de reposo. Llegan como abejas, trayendo mieles brillantes que el sol del medio día baña en amarillos intensos.
Y, en pleno centro de la esfera de luz, tú. Vestida de nubes, con tu sonrisa fresca, con tu sonrisa humilde, y con un ramo de flores que me entregas con el amor de siempre.
¡Y qué flores!
(De Brindis de Luz por la Mujer Amada)



sábado, 20 de diciembre de 2014

EL EQUILIBRIO NECESARIO. Dàmaris de Bocaranda


EL EQUILIBRIO NECESARIO
 Dàmaris de Bocaranda E
 
Es evidente que existe un desequilibrio entre el desarrollo del cuerpo físico y de la satisfacción de sus necesidades, y el desarrollo de la parte moral y espiritual del ser humano. Basta mirar la televisión par darse cuenta de ello: no existe proporción entre los enfoques que bajo diversos aspectos se realizan respecto al desarrollo del cuerpo físico, con multitud de temas e inversión de tiempo, y el número de programas dedicados al estudio y desarrollo del espíritu.
Bien es cierto que se necesita prestar atención a las necesidades del cuerpo físico, puesto que constituye un instrumento calificado e inmediato, pero no es menos verdad que el desarrollo del ser humano debe ser equilibrado para no devenir a la larga, en un ser desproporcionado y monstruoso. Por esto Aivahov anota: “en muchos humanos ya no vemos ni alma ni espíritu, sino solamente cuerpos groseramente tallados, que se contentan con desplazarse y gesticular”.
 

domingo, 14 de diciembre de 2014

"DIMENSIÒN Y TRASCENDENCIA".


DIMENSIÓN Y TRASCENDENCIA
“Mi corazón salta de alegría porque estás conmigo. Porque eres mi compañera invalorable. Porque en tí he hallado un remanso de paz  que ha hecho de mis días y de mis años, un motivo de felicidad permanente.
Ojalá todos los hombres pudieran disfrutar de la dicha de encontrar en la vida mujeres como tú, esposa y madre ejemplar. Amante del hogar. Noble, generosa y bienintencionada, en la que no anidan la hipocresía ni la envidia, ni el apetito desmedido por los bienes materiales. Contigo, con tu colaboración, con tu aliento y optimismo, he superado todas las circunstancias difíciles, y sin tí no hubiese podido lograr ninguna de mis realizaciones.
Tú has sabido inyectar a nuestro amor nuevas dimensiones, brindándole trascendencia.
Si todas las mujeres fueran como tú, la Tierra sería el Cielo.
Parafraseando  la Biblia:
Feliz el hombre que consigue una mujer buena, porque ella dará vida a su vida.
La mujer buena es alegría mutua y del hogar,  donde reinará la felicidad “hasta el último de sus días”.
Una esposa buena es una gran fortuna, “reservada en suerte a los que temen al Señor”.
Sean  ricos o pobres, el  corazón de ambos será dichoso y sus rostros estarán radiantes en todo momento.
Por todo ello te elogio con el Libro Sagrado, diciéndote:
Tu gracia me deleita y tu buen juicio me llena de vigor.
Tu discreción es para mí un don del Señor y por tu bondad y generosidad no tienes  precio.
Por tu pudor eres para mí la mayor de las gracias .
Como el sol se eleva por las alturas del Señor, así es tu encanto de esposa buena y pura en la felicidad de nuestro hogar, con nuestros hijos.
Lámpara que brilla sobre el candelabro sagrado. Columnas de oro sobre un zócalo de plata. Tal es tu alma. Tal tu corazón”.
"No en vano te digo y te reitero:
Mi amor por ti es amor y es gratitud. Cuánto valoro que me acompañes con  tu canto de alegría.  Con tus alas dispuestas. Con el corazón cedido a la lucha, a la entrega y a los brazos sembrados de esperanza".
(De Brindis de Luz por la Mujer Amada)


sábado, 6 de diciembre de 2014

  



CAMPANA DE MI ALEGRÍA.

Mi corazón era una copa  llena sólo de sed,
y tú viniste a colmarla de alegría.
Colocaste en ella una rosa cargada de perfumes,
y los pájaros más hermosos del cielo,
-mirlos, zorzales, ruiseñores, alondras y canarios-,
vienen a desgranar en ella sus flautas
y a depositar al borde de la fuente sus cantos.
Por ti
 mi corazón es un surtidor de luces, gozo y complacencia,
que ha hecho reverdecer mi  jardín,
mustio antes de encontrarte.
 Hiciste de mí una torre totalmente cubierta de blanco
y entronizaste  en ella  tu voz
como campana de navidad
que repica con perenne alegría.
Recogiste los rayos más esplendorosos
y  viniste a depositarlos en mi corazón
como un ramillete de flores cultivadas en mundos lejanos,
donde los jardines nunca se marchitan.
Por eso mi amor por tí
es imperecedero.
(De Brindis de Luz por la Mujer Amada)