(Por cortesía
del señor Kagaya Yutaka)
PENSAMIENTOS
Y SALUD
Dámaris de Bocaranda
Una
de las manifestaciones de la eficacia del pensamiento, es la que se relaciona
con nuestra salud.
Por
supuesto, debemos tener presente la calidad de nuestros pensamientos. Si
nuestros pensamientos son negativos, obviamente los resultados también lo son,
y, en este supuesto, nuestra salud desmejorará. Si nuestros pensamientos son
positivos, nuestra salud florecerá.
Ahora
bien, una de las causas de los pensamientos negativos tiene que ver con nuestra
voluntad. Para enrumbar positivamente nuestros pensamientos, debemos
abstenernos del odio, del rencor y de los malos deseos contra las demás
personas. Se trata de una condición fundamental, que no debemos olvidar. Aquí
podríamos invertir el conocido decir de que “sólo puede haber una mente sana si
nuestro cuerpo está sano”, afirmando que “sólo puede haber un cuerpo sano si
nuestra mente está sana”.
Canalicemos,
pues, pensamientos sanos, positivos, para que su energía redunde en la salud de
nuestro cuerpo, y para que, en reversa, eleve la salud de nuestro espíritu.
Depongamos
los miedos, el rencor, la sed de venganza y saturemos nuestros pensamientos con
la fuerza de lo positivo y lo elevado, para que mejoren nuestra salud y la salud
de los demás.
Cuando
de nuestro espíritu emanan pensamientos puros, se proyectan sobre nuestras células
y sobre las células de quienes nos rodean.
Hasta
la naturaleza y el medio ambiente se benefician de nuestra energía positiva, de
nuestros pensamientos positivos.
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