domingo, 4 de enero de 2015

VEN, MUJER



VEN, MUJER
Ven, mujer,
esposa infinitamente amada.
Ven.
Alcemos nuestras copas de luz y de alegría.
Que las alcen también nuestros hijos y nietos.
Que las copas besen en el aire sus cristales,
en el aire azul del mediodía,
cuando los jardines y los bosques  brindan más de sí.
Que arranquen  hermosas chispas de alegría
y como gotas de estrellas de numerosos colores,
lluevan sobre esta hora feliz que nos embriaga.
Que rebosen flores y cantos.
Porque nos sentimos vibrantes de gozo
en esta hora y en este día que sintetizan nuestras vidas,
juntos,
juntos como las granos  del trigo que mece el viento en la pradera,
como las aves que viven y cantan el mismo canto y con el mismo acento,
como esta hermosa  familia
 unida en el amor, la comprensión y la paz.
Vengan ya.
Alcemos nuestras copas
a Dios.
Que perforen las nubes
y lleguen al empíreo
y hasta   Él,
colmadas
de amor y gratitud.
Porque vibramos de gozo
en esta hora y en este día que sintetizan nuestras vidas,
juntos,
 juntos como manos que comulgan ungidas  la oración.



Recibe este brindis como un canto humilde pero profundamente cierto y sincero. La gratitud que te expreso aquí, me viene desde lo más profundo del corazón, y Dios es testigo de ella y del amor que me une a tí.
(De, Brindis de Luz por la Mujer Amada)

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