lunes, 30 de noviembre de 2015

ELEGÍA DE LA TIERRA (poema ecológico) Juan Josè Bocaranda E


ELEGÍA DE LA TIERRA   (poema ecológico)
Juan Josè Bocaranda E

Por culpa del sable que parlotea y sonríe
nuestra esfera de luz será un zapato mustio
que claudica sin pie sobre polvo de estrellas.

Nuestra gota de leche sideral está muriendo,
nuestra gota de luz
se nos muere en el agua,
se nos muere en el aire,
se nos muere en las aves,
se nos muere en los árboles.

Entes encapuchados de ceniza y lodo
vierten en los labios de la tierra
saliva de ponzoñas
diariamente.
Agitan en las garras carbones venenosos
y los pájaros huyen como flechas inversas
y los peces declinan como las hojas secas.
La muerte da un hachazo en cada esquina
y por cada postigo asoma un hueso
y por cada lata herrumbrosa muere un pez.

Por las costas avanza un aguijón negro
de aceite y detergentes.
Y en las playas del mundo, sobre arenas de herrumbre
agonizan los mares entre espumas de azufre.
Las fábricas disparan su impunidad monóxida
y el fuego desboca sus dientes por los bosques.

Los limones se incendian como bombillos rojos
el envés de las hojas crepuscula en eclipses
las coníferas gimen, se desgajan y mueren
el parénquima se hincha, se cancera y perece,
y por cada mosca mísera que mata el fumigante
se desangra la vida.

Por culpa del sable que parlotea  y sonríe
nuestra esfera de luz será un zapato mustio
que claudica sin pie sobre polvo de estrellas.
Juan Josè Bocaranda E

martes, 24 de noviembre de 2015

LA NATURALEZA INFERIOR Dàmaris de Bocaranda E





LA NATURALEZA INFERIOR
Dàmaris de Bocaranda E

Josè Ingenieros, en “El Hombre Mediocre”, escribe no todas las personas se extasían ante un  crepúsculo ni sueñan frente a una aurora. Y ello se explica, si atendemos a lo que nos dice el Maestro Aivanhov, porque la inmensa mayoría de los humanos viven y se desenvuelven únicamente en el plano de la naturaleza inferior, de lo màs inmediato, de lo que atañe al sustento, a la alimentación, a la vivienda y a la diversión. Se trata del nivel màs cercano a lo animal, a los instintos. Se trata de seres que, como dice Aivanhov,  reaccionan púnicamente ante las sensaciones màs groseras, como las que generan el comer, el beber, etc.
Cuando, por el contrario, las personas son un tanto evolucionadas podríamos decir que “miran màs alto”, y perciben sensaciones de naturaleza màs elevada y se emocionan ante hechos o circunstancias de nivel màs sutil, como, por ejemplo, un jardín, un amanecer, una puesta de sol, un paisaje marino, etc.etc.
Estudièmonos, pues, a nosotros mismos, para que midamos la altitud de nuestro ser interior, de nuestro grado de evolución espiritual, de nuestra consciencia. El dìa en que los rayos del sol nos atraigan y nos hagan percibir sensaciones de emoción y de belleza, podremos afirmar que estamos al comienzo de un camino nuevo: el que conduce a gradas superiores de contemplación, como corresponde a la evolución a la que estamos llamados todos los seres humanos.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

MOLES EN EL CORAZÒN Dàmaris de Bocaranda



MOLES EN EL CORAZÒN
Dàmaris de Bocaranda

Creo haber leído o imaginè que un hombre andaba por una selva de la India y que después de indecibles sufrimientos, sed, hambre, peligros, llegó finalmente al lugar donde, como le habían asegurado, se hallaba un tesoro. Entrò a una cueva y quedó deslumbrado cuando, a la luz de un hachòn, surgió ante sus ojos una autèntica montaña de monedas y piezas artísticas de oro y piedras preciosas, labradas, seguramente, por los orfebres de algún rey muy poderoso.
El viajero pensó, al principio, cargar con pocas cosas de aquèllas, pues andaba solo y no contaba con medios adecuados para el transporte, sobre todo si tenìa que cruzar la selva.
Pero lo invadió la ambición y se dijo: “debo aprovechar la ocasión, pues jamàs podrè regresar a este lugar. De manera que cargarè con todo lo que pueda”, y comenzó a llenar sacos y sacos. Los atò a su cuerpo como pudo, y salió a la jungla. No pudo andar mucho trecho porque la àrboles, las raíces, las lianas, le impedían el paso, de manera que tuvo que abandonar una a una aquellas cargas, hasta que solamente le quedó un pequeño rubí que llevaba en un bolsillo.
Es a esta actitud de nosotros los humanos, a la que se refiere el Maestro Jesùs con la imagen del camello que puede pasar por el ojo de una aguja. Explicando todo esto, Aivanhov escribe que los deseos desmesurados impiden el ascenso espiritual. “Cuando el cuerpo del deseo se hincha debido a la codicia, se vuelve como un tumor inmenso que impide pasar por la puerta del Reino de Dios”.
Por eso, opinamos nosotros, es preferible sentirse satisfecho, pleno, con lo indispensable, sin excesos ni ambiciones, para poder andar livianos por la senda espiritual.



viernes, 30 de octubre de 2015

DESDE MIS SUEÑOS





Desde aquí,
desde la cima de esta estrella,
desde el vértice donde el viento mece los luceros,
desde aquí te estoy mirando
con los iris de mis sueños.
Siento soles muy ardientes en mis ojos
que se queman.
Despierto,
y al abrirlos te sorprendo
velando mi sueño con tus ojos.

(De: Brindis de Luz por la mujer amada)
 

miércoles, 14 de octubre de 2015

LA IMPORTANCIA DE LA FORMA DE PENSAR, DE SENTIR Y DE ACTUAR Dàmaris de Bocaranda






LA IMPORTANCIA DE LA FORMA DE PENSAR, DE SENTIR Y DE ACTUAR
Dàmaris de Bocaranda

Los humanos, a medida que evolucionan,  van  superando la animalidad, y a medida que esto ocurre, van siendo libres,  al contrario de lo que sucede con aquèllos que permanecen  en el nivel de  los meros instintos y  de las pasiones.
Siendo libres,  nosotros mismos nos abrimos camino, y lo hacemos a través de nuestros pensamientos, de nuestros sentimientos y de nuestras obras.
Sin embargo, el asunto no es simple: el bueno o el mal camino dependen de la forma de pensar y de sentir, que desembocan en un actuar recto o torcido, según nuestras opciones.
Si nuestros pensamientos suelen ser buenos, sanos, bien intencionados y si nuestros sentimientos responden a la misma tònica del bien, nos abrimos camino, en el ascenso evolutivo, hacia la realización de obras buenas, hacia un recto proceder. Si, por el contrario, nuestra forma de pensar y nuestra forma de sentir, suelen ser erradas, habrá un final abrupto, inconveniente, negativo, consecuencia de la opción por el mal.
No es raro encontrar personas que lamentan haber realizado actos negativos, haber perjudicado a su familia, a sus amigos o a desconocidos, por los que han terminado en la cárcel.  Ignoran que incurrieron en esta clase de actos porque no prestaron atención a la forma de pensar. Porque no tuvieron consciencia de la naturaleza de sus pensamientos.
Cuando una persona suele tener malos pensamientos, cuando desea causar el mal, arrebatar, violar, maltratar, terminarà haciéndolo, y lo hará cuando menos lo espere. Porque esas nubes negras le alimentaron el subconsciente y lo impulsaron a perpetrar el hecho. Si, por el contrario, una persona suele tener pensamientos de bien, de paz, de bondad, de amor, de fraternidad, ese cùmulo de luz lo impulsarà a realizar el bien. De manera que todo es consecuencial: un mal camino  trazado por pensamientos y sentimientos negativos, terminarà en una desgracia. Un buen camino terminarà en el bien.
Es, pues, necesario estar atento, en todo momento, a nuestra forma de pensar y de sentir, a la calidad de nuestros pensamientos y de nuestros sentimientos. Es necesario vigilarnos para no caer en las sombras, para no escapar a la luz. Porque el que anda en lo oscuro, tarde o temprano caerà en el hoyo negro. Mientras que el que anda en la luz y con la luz, siempre contarà con ella.
Vivir con malos pensamientos y con malos deseos, es como andar en malas compañías, como sucede con aquèllos que frecuentan la compañía de ladrones y violentos: acogen, casi sin darse cuenta, su forma errónea de pensar , y serán arrastrados por ellos, màs temprano que tarde.